El Camino Aragonés es uno de los dos inicios del Camino Frances a Santiago desde los Pirineos. Una vía colmada de peculiaridades, como por ejemplo su inicio a más de 1600 metros sobre el nivel del mar. Este detalle hace que, durante los meses de invierno, iniciarlo pueda ser una dificultad, hay quienes aseguran que, por ese motivo, es menos concurrido, en cualquier época del año, que su par de Navarra.
El Códice Calixtino, en el Capítulo I de su libro V (la primer guía turística de la historia), indica que son cuatros los caminos que desde Francia llegan a los Pirineos. El Camino Aragonés es la continuación hacia España de la Vía Tolosana francesa, la llamada ruta de Arlés. Camino que recorrían la mayoría de los peregrinos provenientes del norte de Italia y el centro de Europa.
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El Camino Aragonés a Santiago comienza en Somport y concluye en Puente la Reina, donde se une al Camino Francés. La distancia para recorrer, en tierras aragonesas, es de poco más de 160 kilómetros. Un viaje cargado de historia del medioevo con paisajes que deslumbran en los que se amalgaman bosques, praderas, poblados mínimos y una gastronomía típica que vale la pena experimentar. Te mostraremos los lugares que debes visitar de este tramo del Camino, tanto lo realices como peregrino o como turista.
El inicio del Camino Aragonés a Santiago

El Camino a Santiago Aragonés tiene su primer hito en el Hospital Santa Cristina de Somport el que se haya muy cerca del centro de esquí de Candachú. Los orígenes, de lo que hoy es un yacimiento arqueológico declarado Bien de Interés Cultural en 2006, datan del siglo XI. En ese tiempo se construyó para darle acogida a los peregrinos, que llegaban exhaustos tras cruzar los Pirineos, el lugar brindaba hospedaje y alimento en su taberna. El complejo se completaba con la iglesia, la casa de los sacerdotes, un refectorio, una bodega y un espacio para salar quesos. También existe un túnel que conduce hasta el río Aragón y un cementerio. Te invitamos a que te pares en esa colina para vivir la experiencia de contemplar la grandeza de los Pirineos y sus valles.
Canfranc, imposible no detenerse

Desde el Hospital de Santa Cristina el Camino Aragonés desciende hasta un poblado donde una construcción, que parece de otro tiempo, te aguardará. Hablamos de la Estación Internacional de Canfranc un edificio de puro estilo francés y un tamaño descomunal. Era la puerta de ingreso del tramo ferroviario entre Bedous (Francia) y Canfranc que se inauguró en 1928. En la actualidad la antigua estación va camino a ser un lujoso hotel de la cadena Barceló. Ese lugar cargado de leyendas de la segunda guerra mundial, tendrá más de 100 habitaciones restaurante, piscina, salas de uso múltiple y hasta una biblioteca.

En Canfranc te espera también, para que la visites, la parroquia Nuestra Señora del Pilar de mediados del siglo pasado. Este bello templo es una verdadera obra de arte de la arquitectura donde se combinan tradición y modernidad. Su planta tiene la forma de la Concha Jacobea y los muros de piedra se integra al entorno. Por su parte, el techado refleja la variedad cromática del cielo pirenaico. Su interior es austero y deslumbran las tallas de la patrona de la Hispanidad, del siglo XVIII, y el Cristo Crucificado, del siglo XVI, que pende del techo.
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La Catedral de San Pedro de Jaca del Camino Aragonés
La historia de esta comunidad española narra el legado de resistencia y dominación de romanos, visigodos, íberos y moros hasta la fundación del Reino de Aragón, en el siglo XI, por el rey Sancho III, el Grande. El monarca establece Jaca como la capital de su dominio y levanta en ella esta catedral, el segundo hito del Camino a Santiago Aragonés.

El templo, el más antiguo de la provincia de Huesca, es románico puro, posee una planta basilical con una nave central y dos laterales. Originalmente ábsides semicirculares eran el remate de esas naves. En la actualidad solo el de la derecha se mantiene en su estado original. Verás aquí otra peculiaridad, todos tiene un ribete de ajedrezado jaqués (un juego de luces y sombras en frisos y archivoltas que asemejan un tablero de ajedrez), esta singularidad la observarás a los largo de todo el Camino Frances a Santiago. Autores aseguran que esta cenefa, en las archivoltas exteriores, indicaba al peregrino que, el sitio, era un lugar de acogida y que se iba por el camino correcto.
Detén tu mirada en el crismón (símbolo del nombre de Cristo en griego) del pórtico del oeste y en las tallas de cada uno de los capiteles interiores como exteriores de la Catedral de Jaca. Verás inscripciones en latín de claro corte trinitario, sentirás que vives en el medioevo donde, las tallas y pinturas, ilustraban a los analfabetos.
¿Qué hacer en Jaca en un día? Camino Frances a Santiago
Jaca tiene una posición estratégica por ser una ciudad fronteriza. Debió a esto, en el siglo XVI, Felipe II manda construir una gran muralla y una Ciudadela pentagonal, está última aun puedes verla en perfecto estado. Si tienes paciencia y te asomas a su foso conseguirás ver pastar una manada de ciervos. También te recomendamos realizar la visita teatralizada, un espectáculo que nos remonta a toda la historia de la construcción hace 600 años.
Además otros dos imperdibles son el Museo Diocesano de Arte Sacro y la torre reloj. El primero tiene una colección de distintos frescos llevados allí procedentes de varios templos de la Jacetanía. A la hora de comer, te sugerimos el restaurant Corbacho con los mejores platos de temporada, un consejo pide el entrecot “Txogitxu” y luego nos cuentas.
Monasterio de San Juan de la Peña en el Camino Aragonés
También, un poco más adelante, en la ladera de los Pirineos aragoneses, entremezclado con una espesa vegetación te pasmarás con otra joya del medioevo, el Monasterio Real de San Juan de la Peña, ubicado en una de las alternativas del Camino a Santiago Aragonés. El conjunto monástico se conforma con el llamado Monasterio cuna del Reino de Aragón, del siglo XI, y el nuevo del siglo XVII.

El Monasterio Viejo está horadado en la roca, en su interior atesora una iglesia mozárabe, con frescos que representan el martirio de San Cosme y San Damián. También puedes emocionarte con el Panteón de los Nobles, una capilla gótica dedicada a San Victorián. Pero, sin duda te conmoverás cuando ingreses al Panteón Real, de estilo neoclásico, que ordenó construir Carlos III en siglo XVIII. También detente en el claustro románico, donde cada capitel relata una historia que desea ser escuchada.
Los secretos del Monasterio San Juan de la Peña
El marco natural, su construcción en un peñasco, ha llenado de hermosas historias al complejo. Una de ellas asegura que un noble, que cabalgaba por lo alto de la colina, desbarrancó con su caballo. Al levantarse, y aturdido por el terrible golpe, se topó con los huesos de un ermitaño. Ante una cruz, que había en la cueva, juró construir un monasterio por el milagro de haber sobrevivido a tamaña caída.

Otra, referida al Santo Grial, relata que el Papa Sixto II temeroso por la persecución romana envía el Cáliz Sagrado a Huesca, su tierra natal. Tiempo después y ante el avance de la invasión musulmana los reyes de Aragón lo esconden en el Monasterio de San Juan de la Peña recién levantado. Tres siglos después el rey aragonés Martín I el Humano hace algo con él. Aquí las versiones se dividen hay quienes señalan que lo robó y otros que lo pidió para llevarlo a su castillo.
Lo cierto es que, cuando los monjes le solicitaron que lo restituya, les devolvió una réplica expuesta en las instalaciones de San Juan de la Peña hasta el día de hoy, mientras que el Santo Grial original se encuentra en la Catedral de Valencia por decisión del rey Alfonso el Magnánimo.
Iglesia de Santa María de los Seros
A los pies del Monasterio, siete kilómetros cuesta abajo se allá el pueblo pirenaico de Santa Cruz de los Seros. En ese lugar funcionaba, originariamente, un Monasterio Real Femenino a cargo de monjas benedictinas que quedó en ruinas, el único testigo de aquella época es esta iglesia románica.

La construcción es de nave única en cruz latina cubierta con una bóveda con fajones. El pórtico de acceso tiene un crismón similar al que se ve en la Catedral de Jaca. Las capillas laterales poseen sendos retablos. Una de ellas es de estilo gótico del siglo XV y posee la imagen de la Virgen y el Niño realizada en alabastro policromado.
Te recomendamos pasar una noche y comer en las instalaciones del Hotel Rural El Mirador de los Pirineos. Por su parte el comedor no tiene las sillas y mesas habituales, sino bancos largos y es muy atractivo. Además te recomendamos probar la ensalada aragonesa.
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