Las fiestas religiosas están presentes en todas las creencias y en todas las tradiciones. Los encuentros religiosos pueden atraer a cientos de miles, e incluso a millones de turistas, residentes y peregrinos. Las fiestas religiosas son diferentes de las peregrinaciones y se organizan en función de un acontecimiento. Por ejemplo: la llegada de una alta personalidad religiosa, un aniversario o un jubileo.
A veces, constituyen la ocasión de encuentros ecuménicos. Tienen, de todas formas, casi siempre, un carácter festivo además de religioso. También su organización suele ser compleja. Existen riesgos de accidentes, de incidentes, también de atentados terroristas. Por ejemplo la Kumbha Mela hindú es el mayor encuentro religioso del mundo.
La religión predominante de Latinoamérica es el catolicismo. Desde la llegada de los españoles a América en el año 1492, la influencia de la religión católica ha sido grande y hay muchos ejemplos de esta influencia en la cultura hispana, especialmente observada en sus fiestas religiosas.
Gracias al factor religioso esa cultura no es cualquier “cultura” sino una cultura rica y madura gracias precisamente a ese elemento. La cultura en un pueblo es como la harina en un pastel, el agua en un caldo. Sin harina no hay pastel, sin agua no hay caldo. No se puede dejar vaciar de contenido a las fiestas religiosas porque son parte constitutiva de la cultura. Permitirlo, hacerlo, es el primer paso para enterrar a la sociedad. Sin cultura, sin nuestra cultura, no somos nada.