Una de las construcciones más llamativas y características del pueblo de Molinos, en el oeste de la provincia de Salta en el Norte Argentino, es su templo parroquial. De un indiscutible estilo cuzqueño, posee dos torres con cúpulas semiesféricas coronadas con veletas. Una de ellas contiene en su interior la escalera que conduce al coro y campanario, que a su vez servía de puesto de observación.

Otra de las particularidades del templo de este poblado sobre la RN 40 es que posee solo dos ventas pequeñas en altura. El techo es de tejas musleras asentadas sobre torta de barro y a su vez apoyadas sobre un entablonado de cardón. El templo está bajo la advocación de San Pedro Nolasco, patrono de Molinos y fundador de la orden mercedaria.

La historia del templo
Sobre fines del siglo XVII, el encomendero Diego Díaz Gómez hizo construir un oratorio en la casona de su Encomienda de Molinos. En 1760 su yerno, el general Domingo de Isasi Isasmendi la entregó a la diócesis de Tucumán para fundar el curato de San Pedro Nolasco de Calchaquí. No hay datos certeros sobre la construcción del templo actual, historiadores estima que se hizo a fines del siglo XVIII. Y se supone también que su promotor fue el último gobernador español de Salta del Tucumán, Nicolás Severo de Isasmendi y Echalar, hijo de Domingo, ya que era el heredero de esas tierras tras la muerte de su padre.
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A diferencia de otros pueblos de los Valles Calchaquíes que tienen un origen religioso, es decir se fueron formando en torno del templo, Molinos se desarrolló, en torno a la Hacienda Calchaquí de San Pedro Nolasco de los Molinos, y dependiendo de ella. Y prueba de ellos es que la traza del poblado no ubica la iglesia frente a plaza principal.
El Interior del Templo de Molinos
El templo tiene forma de cruz latina y en una da las capillas laterales descansan los restos de Domingo de Isasi Isasmendi y de su hijo Nicolas. A este último una placa de mármol lo evoca como “Señor de la Encomienda de los Molinos y Gobernador Intendente de Salta 1809-10”. Debajo de ella, una mas grande hace una descripción de las tareas realizadas por su padre.

El interior, de una sola nave, además de las capillas posee un coro, que se prolonga hacia el exterior y forma un balcón sobre el pórtico. Desde allí el sacerdote impartía misa los domingos y en las celebraciones patronales ya que la iglesia era pequeña para la cantidad de feligreses que llegaban a los festejos. Luego de ingresar, a la derecha, se encuentra la pila bautismal que es la original del primer templo. Sobre la otra pared, mas cerca del altar se observa un púlpito de madera.
Los retablos
Presenta tres retablos construidos en albañilería de adobe y situados el mayor al fondo del presbiterio y los otros dos en ambas capillas laterales. El principal, también de origen cuzqueño, posee unas hermosas tallas donde se ven las reminiscencias cuzqueñas, con hermosa imaginería de vestir. En la hornacina central se halla la imagen de Nuestra Señora de la Candelaria, de un metro y cuarto de altura, su pelo largo es natural y posee una corona de plata. Sobre ella hay un Crucifijo de bulto policromado. La acompañan San Francisco de Asís, Nuestra Señora del Valle y San Pedro Nolasco.

Ambas paredes laterales poseen el Vía Crucis realizados en tapices hechos por artesanos locales en el siglo XX. Otro cuadro que llama la atención es el de San Pedro Nolasco y los nuevos Cautivos de Ramón Chocobar, que impresiona por su belleza a quien la contempla.
Acerca de Molinos
Ubicado en el centro de los Valles Calchaquíes salteños, Molinos se encuentra a 2150 metros sobre el nivel del mar y a 210 kilómetros del aeropuerto de Salta. Frente al templo está la antigua residencia del encomendero hoy un reciclado Hotel Hacienda Molinos que incluye al Museo Arqueológico Provincial “El Churcal”. Quien se hospede allí puede combinar visitas a Cachi, Seclantás y Colomé, donde está la bodega homónima y el museo dedicado al artista James Turrell. Entre Molinos y Colomé está el “camino de los teleros”, donde se pueden adquirir a los artesanos productos realizados en telar como ponchos y tapices.