Descubrir la Ermita de Vicente, en el “tacón de la bota italiana” es toparse con altos y coloridos muros tapados con mosaicos radiantes que capturan los rayos del sol y se vuelven aún más deslumbrantes. Además de estatuas muy blancas, iconos sagrados, mariposas, frases apasionadas que se entrecruzan, se combinan con la arquitectura convirtiéndose en pura sugerencia: ¿Dónde estamos? Simplemente en Salento, donde destaca la Ermita de Vicente.
Por los colores y el diestro uso de mosaicos, cerámicas y azulejos, no es atrevido comparar este mágico lugar con el Parc Güell, una de las mejores obras arquitectónicas de Gaudí en Barcelona. Entonces, tu próximo viaje de turismo religioso en Italia, apúntate conocer esta ermita en Puglia.
¿Por qué germina?

Aunque todavía es poco conocida, visitar la Ermita de Vicente debería ser ineludible. Sobre todo, para aquellos que pasan, aunque sea una escapada de fin de semana, en las afueras de Lecce. El lugar es una invitación a darse un chapuzón en la imaginación, los sueños y la creatividad.
La Ermita de Vicente se encuentra en Guagnano, una villa habitada por alrededor de 6000 almas. ¿Cómo nació? Es fácil decirlo: gracias a la voluntad de Vincenzo Brunetti, conocido como Vincente. Brunetti es un artista integral. Pintor, escultor y apasionado de la música.
Nacido en Guagnano, se acercó al arte después de un evento traumático: la poliomielitis. La contrajo de muy pequeño y, hasta el día de hoy, todavía sufre los efectos debilitantes de la enfermedad. Pero, aunque el cuerpo se le pudo debilitar, su espíritu se hizo más colorido y brillante que nunca, y así lo demuestra en la Ermita.
Nace la Ermita de Vicente
Después de completar sus estudios en la Escuela de Arte de Lecce y los de la Academia de Bellas Artes de Milán, de hecho, Brunetti regresó a Guagnano con la intención de quedarse allí y crear algo hermoso. Lo primero que hizo fue comprar el edificio de una pequeña iglesia, alejado del pueblo. Luego, durante veinte años, Brunetti logró transmutarla en su ciudad de la felicidad. Una casa museo que es al mismo tiempo su hogar, su laboratorio, su galería de exposiciones, un lugar de devoción. Tambien una tienda para compra algún recuerdo.
Un espacio donde se respira todo el optimismo, la inspiración y la alegría del artista y donde también se puede encontrar su religiosidad. Lo sagrado y lo profano se unen en una combinación tan inusual como increíblemente armoniosa.
Todo el complejo se ha transformado gracias al uso del color y el material reciclado: se pueden encontrar copias de conocidas obras maestras, ambientes enteros completamente transformados y adaptados para ser oníricos y en ocasiones psicodélicos.
No es solo Vincente quien lleva a cabo el trabajo: se ha valido de la colaboración del artista Orodè Deoro, que ha creado todos los mosaicos. Tambien ha sumado colaboradores que comparten la visión utópica que a Vincent City le gustaría como zona feliz, una isla de paz lejos de las normas y convenciones sociales.
Ciertamente, el punto de lo poco convencional ha sido más que comprendido. La Ermita de Vicente es un lugar que se puede visitar todos los días de 9:30 a 12:30 y de 16:30 a 20:30, que con su encanto promete convertirse en un atractivo turístico extraordinario.
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Foto de Portada: www.costruttoridibabele.net/vincent-brunetti/