Decenas de miles de judíos ortodoxos emprenden, anualmente, una peregrinación hasta el pequeño pueblo húngaro de Bodrogkeresztur para visitar la tumba del venerado rabino Yeshaya Steiner, el Rabino Milagroso.
Siguiendo los pasos del rabino Yeshaya Steiner

Una vez al año, judíos ortodoxos de todo el mundo descienden a un tranquilo pueblo, en la Hungría Septentrional, en busca de la intervención divina.
Yeshaya Steiner, conocido como el Rabino Milagroso, murió en 1925 después de dedicar su vida a alimentar a los pobres y hacer maravillas para judíos y gentiles por igual en el pequeño pueblo oriental de Bodrogkeresztur.
Los judíos jasídicos han comenzado a acudir en masa a la aldea, conocida como Kerestir en yiddish, en los últimos años alrededor del aniversario de su muerte en abril. Lo hacen para pedir su intervención en todo, desde negocios hasta dar un bebé a parejas sin hijos.
Un fenómeno que se multiplica
Del centenar de personas que acudieron por primera vez, a comienzos de este siglo, ese número superó los 50 mil en 2023. En su mayoría son hombres, los que asisten a la peregrinación de tres días todos los años. Se espera que el número se duplique, o incluso triplique, para el centenario de la muerte del rabino en 2025.
Quien era el rabino Yeshaya Steiner

En Bodrogkeresztúr, Yeshaya Steiner se convirtió en un Rebe (rabino) jasídico y se hizo conocido como un hacedor de milagros. Ya en ese tiempo, decenas de miles de judíos ortodoxos viajaban allí para recibir sus favores.
Ubicado entre viñedos, en la pintoresca región vinícola de Tokaj, Bodrogkeresztur fue una vez el hogar de una gran comunidad judía ortodoxa. Pero durante la Segunda Guerra Mundial, 750 de ellos fueron deportados de la aldea a campos de exterminio nazis, donde casi todos perecieron.
Después de que el período comunista, de cuatro décadas, terminó en Hungría, los descendientes del rabino compraron su casa y comenzaron a dar la bienvenida a los peregrinos.
La tumba del Rabino Milagroso

El visitante que llega a fines de abril a ese poblado húngaro verá, en la calle principal, flotas de autobuses transportando a los peregrinos al cementerio judío, que está en una colina que domina el pueblo. En el mausoleo del rabino, multitudes de fieles cantan oraciones mientras se mecen rítmicamente con los ojos cerrados.
Todo el año la lápida del rabino Yeshaya Steiner se la ve cubierta con cartas dejadas por los peregrinos, piden para ellos, sus familiares y amigos.
Cristianos y judíos coexisten pacíficamente allí desde hace siglos, pero la repentina afluencia en la última década de tantos judíos extranjeros ha sido un choque cultural para algunos lugareños.
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Fuente y crédito de las imágenes en Siguiendo los pasos del venerado rabino Yeshaya Steiner de Hungría AFP